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martes, 20 de enero de 2015

¿Quién eres tú?

No sé quién es esa chica, pero no es ella.
Porque la chica que yo conozco se levanta justo a tiempo para desayunar, sin horarios fijos.
Porque la chica que yo conozco se despierta con una sonrisa y abre la ventana para que vuelen todos sus secretos.
Porque la chica que yo conozco da más de lo que pide, y nunca ha exigido que sea recíproco.
Porque la chica que yo conozco expresa sus emociones tan fácil como tú parpadeas, y no necesita ninguna máscara de papel.
Porque la chica que yo conozco conquista todos los días en el espejo a su única amante imperturbable en el tiempo.
Porque la chica que yo conozco se ríe de las cosas más absurdas, y enloquece con sólo respirar dentro de este cuarto infinito.
Porque la chica que yo conozco se astilla y se quiebra en un segundo, y al segundo siguiente está reparada y entera otra vez.
Porque la chica que yo conozco se cuelga de todos por una noche y, al día siguiente, de su olor y calor sólo cenizas quedan.
Porque la chica que yo conozco no cambia la vida que resumen los domingos por la eterna juventud.
Porque la chica que yo conozco es capaz de herirte con cualquier cosa y liberar estallidos de helio con la mandíbula abierta de par en par.
Porque la chica que yo conozco detiene a las masas con sus ojos, y subsana el aire con el movimiento de sus vértebras al distenderse.
Porque la chica que yo conozco sabe decir que no de una forma que siempre hará que vuelvas a intentarlo.
Porque la chica que yo conozco nunca agota su eterna sonrisa, puesto que ni aún con las lágrimas bañando su rostro la abandona.
Porque la chica que yo conozco sabe que la única distancia que detona relaciones es la que se mide en la falta de interés.
Porque la chica que yo conozco siempre va a buscar la excusa perfecta que otorga el perdón, la que da la oportunidad para quedarse.
Porque la chica que yo conozco parlotea de mil y una formas antes que gritar con silencio todo el amor contenido.
Porque la chica que yo conozco  no sabe estarse quieta y mantiene la libertad y la honestidad por estandartes.
Porque la chica que yo conozco te abraza o se aferra a ti como si fueses la única manera de no ahogarse en este mundo.
Porque la chica que yo conozco no sabe andar en línea recta o sobre el agua, sólo correr entre maleza.
Porque la chica que yo conozco sabe que ciertas personas no son para tanto, y que ella no es para tan poco.
Porque la chica que yo conozco desafía al noroeste a ser más frío, hasta que llegue el día en que le congele el corazón.
Porque la chica que yo conozco se transforma en poesía para que la observes florecer en cada rincón de la ciudad subterránea.
Porque la chica que yo conozco usa remedios que no curan y visita cementerios que miran al azul del gran océano.
Porque la chica que yo conozco se derrama sobre tinta y alcohol, mientras transcurre por sus venas la agonía de todos estos años.
Porque la chica que yo conozco hará que la odies por todo lo que la amas, que ya nada importe y que todo empiece a importar.
Porque la chica que yo conozco jamás se enamora de la madurez, buena previsora del otoño que pudre las hojas.
Porque la chica que yo conozco huye, visible o imperceptible, para no causar más daño del que hace cada vez que abre la boca.
Porque la chica que yo conozco no sabe ver los días grises ni las noches largas, sólo otro día más donde tiene suerte de vivir.
Porque la chica que yo conozco se deshace en melodías estrepitosamente melancólicas, para que la interpretes una vez más.
No sé quién es esa chica, porque es ella y no es ella.

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