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viernes, 29 de noviembre de 2013

Máscara de seda.

Otra vez. Sola. Como en los inicios. Pero esta vez por propia voluntad.
La acusan de haberse vuelto fría, como si no tuviese alma, de volverse calculadora y mordaz, de impacientarse y cabrearse. ¿Y qué quieren que le haga? Los que saben la verdad, el motivo de su temperamental forma de ser, optan por callarse.
Camina con rabia por las calles lúgubres, respirando la contaminación y el gris, rodeada de desprecio, odio, ira, impotencia, dolor, incomprensión. Quiere que todos sufráis lo indebido, torturaros hasta que supliquéis piedad, sentirse altiva e imponente y no tener misericordia para nadie.
Ella es así, ese es el monstruo que habéis despertado del obscuro, la que podría ser comandante suprema del tercer reich, la que siente un amor intenso por la consternación ajena, la que disfrutaría viendo como, uno a uno, caéis. O cree ser así.
No busca ayuda, no la necesita, quiere demostrar al mundo, y tal vez a sí misma, que es fuerte y que puede con todo. Que da igual lo que se le venga encima, porque no puede estar ya en peores condiciones.
No obstante, su corazón ennegrecido sufre; su alma, herida de muerte, se desangra; y sus ojos, enrojecidos e hinchados han liberado más lágrimas de lo que le(s) hubiera gustado.
Busca el amor, pero parece que el amor no está hecho para ella. Lo busca, parece que va a conseguirlo y nunca acaba de encontrarlo. Solo pasiones desenfrenadas de una noche, que le llenan el cuerpo pero no le vacían el alma. Luego, sin piedad, quiebra los corazones de los pobres infelices que van a parar en medio de la escalera que es su destino.
Que la perdonen, ya que no vive, sobrevive; porque a eso por lo que pasa no se le puede llamar vida, si sólo se limita a existir como la más efímera de las cosas que habitan con vida en nuestro planeta.
Mi chica perfecta. Mi Iron Lady, mi musa, mi rendición. Deja de tratar ir por tu cuenta, sola, sin que nadie te ayude. Abre el corazón.
Yo te enseñaré a sonreír de nuevo, yo estaré a tu lado en todo momento; no voy a permitir que te caigas, no lo haré. Vas a superar esto, ¿y sabes por qué? Porque eres de las personas más fuertes que he visto. Sí, vale, tienes tus altibajos, tus manías, tus rarezas y todo lo que tú quieras, y eso te hace humana; pues si sólo fueses esa chica que va siempre con la armadura de valeroso guerrero, con esa sonrisa(que dice 'Soy muy fuerte e inteligente; puedo con todo lo que me proponga.'), con ese aura de felicidad contagiosa, ¿de seguro no serías una divinidad?
Rompe tu escudo, tu coraza, olvídate del daño que te pueden llegar a provocar. Ya no puedes estar peor, haz de eso una baza a tu favor, ellos no lo saben, no saben cuán marchita estás. Destrúyelos, destruye todo cuanto quieras, tienes el poder suficiente para ello; lo sabes, ¿no?¿Cuántas veces ya has causado destrucción a tu paso?
Tú, gato negro, sellada con el número trece. No habrá paz, no habrá piedad, no habrá luz. La complaciente y letal dama de hierro. Si todos se enterasen de lo que tienes bajo esa fina capa llamada piel... Pero es mejor así, o al menos eso crees. ¿Cuánto tiempo más vas a esperar a que alguien se dé cuenta y venga a salvarte de la oscuridad?

sábado, 16 de marzo de 2013

Ida y vuelta.

Ahora que está ahí, a tu lado, hazme este favor.
Quiérela como yo nunca pude hacerlo.
Me faltó tiempo; si no, le hubiera dado todo.
En este preciso instante lo necesita más que nunca.
Da igual que se haga la fuerte, con su característico fingido aire de desinterés total, mientras lees esto.
No hay que decir, si la conoces, que estará pensando en sus cosas, cuidando de no exteriorizar sus sentimientos.
Pero, ¡ay!, ¿la has visto cuando, sin querer, se le escapa una de esas sonrisas suyas tan maravillosas que tiene? Que la ves y se te contagia esa alegría y esas ganas de vivir la vida, esa forma de vivir cada segundo como si fuera el último. ¿No es cierto que no necesitas más?
Ella ya es preciosa de por sí sola, pero así está aún más preciosa, todo hay que decirlo. Incluso triste sigue estando preciosa. Sé que no permitirás que esté triste y harás lo que sea por sacarle una sonrisa, como yo, como todos los que la conocen. Una vez que consigas una leve sonrisa, no te conformes con un gracias porque, querido amigo, tratará de engañarte con eso. Cuando se levante, te abrace, te mire a los ojos y puedas asomarte al borde del abismo de los suyos; solo así, será su verdadero gracias y habrás ganado la batalla contra su tristeza.
Tendrás que ser paciente con ella, porque es una cabezota y no se deja apenas influenciar, es de esas personas que tienes que repetírselo muchísimas veces para que te crea a medias, con suerte.
Oh, cielos, la echo tanto de menos... Añoro todo lo que tenga que ver con su ser. Añoro incluso esos brotes de euforia que tenía, que eran como un momento de liberación de toda su energía contenida. Yo la miraba, asombrado y extasiado al mismo tiempo, sintiéndome especial por tenerla a mi lado, a ese pequeño tornado que no se estaba quieto ni un segundo, que transmitía la vida.
Mis días favoritos eran sus días tranquilos, aunque tan tranquilos no eran, pero siendo como es ella, podría decirse que sí. Los recuerdo muy bien. Su gesto era alegre y sereno, y sus ojos miraban a todas partes, captando con su mente todos los recuerdos que podía y extasiándose con lo único que, según ella me decía, nunca dejaría de sorprenderla y amaría para siempre: la vida. Hasta cada ínfimo detalle lo supervisaba, no se le pasara algo por si luego, su curiosidad sintiera como un vacío de saber. Y en esos instantes, cuando sólo se escuchaba nuestra respiración, se giraba hacia mí y me miraba con un gesto de fastidio, por espiar su intimidad que no me incumbía para nada. Entonces me saltaba encima y me atacaba donde podía suavemente, para no hacerme daño; y yo, para no hacerla daño, la dejaba hacer.
Sí, es mi debilidad. Tiene ese todo que me encanta, que me hace vulnerable frente suyo y que hace que se convierta en la niña de mis ojos. Pero sobre todo, son esos ojos suyos que me tienen loco, pequeños soles negros que si se fundieran verías en ellos lo más hondo de su ser.
Ahora yo estoy demasiado lejos para poder ayudarla, para poder quererla como la he querido, para sentirla a mi lado como siempre una última vez.
Por eso te pido que cuides a mi estrella guía, la que despunta al alba.
Si tú también te has perdido como ella, o con ella, abrázala cuando la situación lo pida, no la descuides en ningún momento y no la dejes irse de tu lado jamás.
Si te vas, intentará no entristecerse; pero con toda seguridad, perderás a esta pequeña para siempre, y para siempre puede ser mucho tiempo.

viernes, 18 de enero de 2013

Sangre inflamable.

Yo te quiero, te quiero mucho, como no he querido a nadie en toda mi vida.
Dicen que cuando dos almas tienen muchas cosas en común, se funden en un mismo espíritu.
Entonces, ¿porqué tú y yo no estamos juntos?¿Es que odias a tus iguales?
Yo te quiero, te quiero mucho, como no he querido a nadie en toda mi vida.
Lo peor es que tú lo sabes, y no haces nada por colaborar.
Deja de jugar conmigo y dime: ¿Te gusto o no?
Yo te quiero, te quiero mucho, como no he querido a nadie en toda mi vida.
Y luego, están ellas; que llegaron mucho después de mí; pero claro, para ti deben ser más perfectas ya que son quienes has elegido tú.
¿Son más bonitas o más cariñosas para amarlas tanto?¿Qué es lo que te han dado?
Yo te quiero, te quiero mucho, como no he querido a nadie en toda mi vida.
¿Pero, y si eres tú mi alegría más significante de todas?¿Debo conformarme?
Porque cuando me dices te quiero en el fondo lo que quieres decir es te quiebro.
Yo te quiero, te quiero mucho, como no he querido a nadie en toda mi vida.
En serio, deja de torturarme y decídete de una vez, porque yo ya estoy harta de ser una pieza en tus juegos.
Aunque seguramente ya hayas elegido, y no haya cambiado tu opinión. En el fondo, te doy igual.
Yo te quiero, te quiero mucho, como no he querido a nadie en toda mi vida.
Da igual que intentes mantenerme a tu lado, ya no sirven las cosas bonitas que me dices, porque ni siquiera soy la única a la que se lo dices.
Sé que ellas ahora serán para ti las primeras y yo iré por detrás.
Yo te quiero, te quiero mucho, como no he querido a nadie en toda mi vida.
Del amor todos salen con vida, pero no todos con ganas de vivir.
Sí, me has destruido, pero da absolutamente igual ya.
No te seguiré queriendo, fingiendo que nada importa, que no me entero de lo que ocurre.
Ya no te quiero, te quiero mucho, como no he querido a nadie en toda mi vida.

martes, 1 de enero de 2013

Corona invisible.

¿Sabéis esos días en los que estás más nervioso por algún festejo? Pues ella está nerviosa, muy nerviosa, se le nota.
Baila al ritmo de la música, se vuelve loca, se crispa, y a pesar de ello tiene un cuidado máximo por no estropear el precioso recogido que se ha hecho en el pelo.
Está muy guapa así, moviéndose por toda la casa sin parar, buscando cosas para mejorar sus ningunas imperfecciones o no buscando.
Luces adecuadas que realzan su belleza, acústico perfecto del baño para cantar al compás de la televisión mientras se arregla, seguridad porque sabe que aún le queda tiempo para salir...
Sí, sin duda, no se le puede comparar con nada ni con nadie; está fabulosamente fantástica, ¡y eso que aún no está vestida!
Se acerca el momento, minuto a minuto, segundo a segundo que se van volando; pero todo está controlado, aún tiene tiempo para todo.
Nochevieja, año nuevo.
Las uvas, las odiosas y asquerosas uvas que tanto odia. ¿Se las tomará este año o se las saltará como siempre? Parece ser que no, que son demasiado insoportables y vomitivas.
Ya queda poco, se nota, se le nota.
Tranquila, tu moño está genial, puede que a partir de las tres ya no sea lo que es... pero ahora déjalo en paz.
Todos a la mesa, ya. Reunidos todos que empiezan las campanas, los cuartos, ¡las campanadas!¡Rápido! ¡Una!¡Dos!¡Tres!¡Cuatro!¡Cinco!¡Seis!¡Siete!¡Ocho!¡Nueve!¡Diez!¡Once!¡Doce!¡FELIZ AÑO NUEVO!
Abrazos, besos, sidra en las copas que chocan entre sí, cualquier cosa que pueda traer un buen inicio de año. Que gran comienzo, la noche promete.
Oh, ¿pero dónde vas tan rápido? Tranquila, cálmate, no tengas prisa que no queremos que se te arruine tu noche. Porque esta es tu noche, no seas modesta y digas que no.
Vaya, una auténtica princesa, eso es lo que eres ahora mismo. Ese vestido azul te sienta genial, te favorece. No se puede estar ni ser más estupenda, querida.