Translate

lunes, 9 de diciembre de 2019

Conmigo.

<<Aunque este sea el último dolor que ella me causa, y estos sean los últimos versos que yo le escribo.>>


Yo, que fondeé tantas veces tus ojos, nunca me atreví a surcar los mares.

Quise vivir en un segundo eterno hasta que fue sólo el despertador quién clamaba mi nombre.

¿Te acuerdas de la primera cerveza?¿Recuerdas el primer baile? "Cásate conmigo", me dijiste. Qué lejano parece ahora aquel fuego.

Sólo quería volar lejos, comerte a veintemil lenguas de viaje submarino, pero las alas se me derritieron como un Ícaro.

Aquel tren llamado deseo lo perdimos cuando el cielo se nos rompió en la boca, cuando pusimos quién y cuándo de por medio.

Empezó a crecer una sensación de rechazo y desidia, de que es mentira que las segundas partes son las buenas.

Avanzamos a ciegas con la inminente de que podíamos caer en un segundo, que alguien vendría a por nosotras y nos arrancaría el corazón.

Fue lo que vivimos lo que me desgarra porque, creyéndome única y capaz, no hubo nada que guardases sólo para mí, después de todo.

Tendría su gracia que me hablases ahora de dramatismo y te desentendieses de tanta tristeza in crescendo, cuando seguirías esperando de mí que entienda todos y cada uno de tus arranques.

Bien es sabido que no conocí dolor alguno que no pudiese superar con fe ciega hasta el último instante, y es por eso que recurro a la tinta para sacarme de encima lo que ya no se puede arreglar.

Podría citar aquí y ahora, apropiarme de canciones por partes o enteras, y de seguro que tú podrías hacer lo mismo. Ahora bien entendería tus letras y tú las mías.

Supongo que, entre todo el dolor, lo que más duele es pensar que yo tenía razón: Sería la música lo que terminaría con nosotras de una vez por todas.

domingo, 1 de julio de 2018

Blanco - impo - luto.

Suena tan estúpido preguntarme a estas alturas qué será de ti, de tu risa contagiosa, de la música en tus palabras...
¿Dónde están los besos que me debes?
La absurda y sin sentido caída de telón, el final que no tuvo despedida a ojos expectantes, un libro sin última página.
Ahora inocentes inconscientes, otrora orgullosas impertérritas.
Seguro que el mundo hizo de ti toda una persona adulta, mientras que a mí sólo me deja como a una niña que no quiere crecer. No lo negaré: no quiero renunciar a tantas cosas que tenía entonces, y aunque ya no las tenga, puedo inventar que aún sí.
Aunque mejoro, voy a peor, ¿para qué negarlo?
El odio mezclado con tristeza sigue recorriendo mis venas.
Espero que de verdad encontrases felicidad a lo largo de estos años, yo me encuentro cada vez más con una vocecita en mi cabeza que me dice, con triste alegría, que en aquel entonces lo tenía todo porque te tenía a ti.
Creo que quiero hablarte y saber cómo te va, por darle un capricho a la curiosidad de la otra yo que fui en su día, pero sabiéndonos ya historia, el esfuerzo probablemente no merezca la pena.
Seguro mejor dejarlo así: un recuerdo a medio camino del olvido, sin mancharlo de impurezas. Ir a remover escombros y cenizas sería como darle grises y matices a un mundo etéreo y transparente.
Pero de veras que me sorprendo a mí misma cuando, de la nada, surge el infantil pensamiento de si tú piensas, a veces, en mí.
¿Dónde estarán los ojos verdes
más bonitos de Madrid?

jueves, 1 de febrero de 2018

Evocatoria.

El silencio se expande entre nosotros
a través de las gargantas
que no están dispuestas a pedir explicación.
Cada vez menos existen buenos días
y el protocolo de sonreír sin pensar,
cada vez más llueve sobre mojado.
Mis manos reflejan la tormenta de verano
que avanza a hurtadillas en primavera
y se cuela por las ventanas del alma,
intentando llevarse las nubes traslúcidas
que ocultan la luz.
No es el maquillaje lo que apaga mi risa
ni el odio lo que cava ni tumba,
puede verse a kilómetros que me destruye
el amor inocente y perverso a vuela pluma.
¿Dónde está el fantasma de Fortuna
que una vez quiso besarme ligero
sin atraparme a punta de navaja?
Quizás olvidado en un cajón,
donde ya no paramos mucho a recordar
aquello que -al menos- una vez creó felicidad.
Será cierto que olvidamos, al fin,
al otro cuerpo que aguantaba el aguacero y
provocaba tormentas eléctricas de magnitud desconocida.
Tendré que agradecer todo lo malo
al igual que agradecí todo lo bueno,
pues, sin ello, no serían mis mismos ojos
los que te observan desde la distancia
con la misma cautela y curiosidad.
Mataré por ver una última vez sobre mí
a la persona que dice que ya no más,
que esta guerra terminó
tras las batallas e historias.
Si es cierto que el amor vino y se fue
con la misma gracia, rapidez y facilidad
que vuela por el cielo un colibrí,
rodarán otro par de lágrimas,
mas no habrás de preocuparte
por un intento de atrapar tu maldita dulzura.
Esto empezó siendo un frío adiós
y terminó siendo una cálida bienvenida,
pues ha nacido perdón en tus labios
y arrepentimiento en mi corazón,
la perfecta unión
distante
que no confesaremos hasta el final.