Translate

martes, 14 de noviembre de 2017

M18X16

Que tus ojos tengan costumbre de sonreírme, después de todo tan breve, hacen a los míos chispear entre la tormenta que precede a mis demonios.
Que tus manos tengan costumbre de asirme, aún cuando casi no eres capaz de sostenerte por ti mismo, hacen a las mías solaparse a tu espalda imantadas.
Que tu voz tenga costumbre de traspasarme hasta el último instante de vigilia, o casi último, hace a la mía postrarse ante el silencio.
Que tu sonrisa tenga costumbre de inhibir mis pensamientos, dando igual la fuerza del discurso, hace a la mía descubrirse acto refleja y cohibida.
Que tus luces tengan costumbre de iluminar cada trocito de esta habitación, haya o no velas o lámparas, hacen a mis sombras retorcerse y chillar.
Que tu tristeza tenga costumbre de asomarse a tus límites, huyendo del cuerpo que la encierra, hace a mis sistemas de reacción enfrentarla con alegría feroz.
Que tu perdón tenga costumbre de manifestarse en cada uno de mis pequeños fallos, te molesten o no, hace a mi culpa disminuir notablemente.
Que tu conocimiento de causa tenga costumbre de demostrarse en los detalles, transposición de hechos a palabras y viceversa, hace a mi orgullo morderse de rabia.
Que tu conformismo tenga costumbre de atacar cuando puede, y un par de veces aunque no, hace al perfeccionismo inherente estallar en siseos.
Que tu instinto tenga costumbre de protegerte entre sus muros, guardando bajo llave toda emoción, hace al mío cuidarse de hablar de más.
Que tu locura tenga costumbre de transitar por las venas de la noche, brillante oscuridad, hace a mi cordura ahogarse en sí misma.
Que tu valor tenga costumbre de afianzarse, incluso en la quietud más serena, hace a mis labios suspirar imperceptibles.
Que todo tú tengas costumbre de alterarme, teóricamente imposible, hace a mi cabeza temer.