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viernes, 28 de marzo de 2014

Stand by.

Aquí estoy yo, atada de la cabeza, atada del cuello, atada con una cuerda de guitarra, atada a tus muñecas. Aquí estoy yo, de nuevo sola, de nuevo absurda, de nuevo encantada, de nuevo indecisa. Aquí estoy yo, sin razón de ser, sin razón de actuar, sin razón de pensar, sin razón de amar. Aquí estoy yo, hiriendo tu corazón, hiriendo la relación, hiriendo el ambiente, hiriendo mi interior. Aquí estoy yo, caminando sin rumbo, caminando entre calles heladas, caminando absorta en mis pensamientos, caminando mientras espero un milagro. Aquí estoy yo, queriendo escapar, queriendo gritar, queriendo elevarme, queriendo desaparecer. Aquí estoy yo, sintiendo una opresión en el pecho, sintiendo un vacío de ser, sintiendo que no hay calma después de la tempestad, sintiendo un gélido martillo aplastando todo bajo su peso. Aquí estoy yo, aullando a las puertas del cielo, aullando a los cristales del mar, aullando a los tejados del infierno, aullando a los abismos de tus ojos. Aquí estoy yo, intentando quererte, intentando que todo salga bien, intentando volar con las alas rotas, intentando sobrevivir. Aquí estoy yo, al corazón pidiendo que deje de palpitar, al corazón pidiendo que se suicide, al corazón pidiendo que se desangre sin compasión, al corazón pidiendo que reviente las costuras y cicatrices. Aquí estoy yo, escondida tras esa fina capa llamada piel, escondida tras unas palabras que no pienso realmente, escondida tras una sonrisa que vaga entre la falsedad y el delirio, escondida tras muros de silencio y sufrimiento. Aquí estoy yo, viviendo a mi manera, viviendo sin vivir, viviendo entre maleza, viviendo contra viento y marea. Aquí estoy yo, pensando si merece la pena arriesgar todo, pensando si habrá un mañana en el que siga arrastrando los huesos, pensando si la salvación está más cerca de lo esperado, pensando si quiero no tener que esperar nunca más por nada ni nadie. Aquí estoy yo, dando vueltas en una espiral de colores, dando la vida por perdida, dando patadas a las manecillas de un reloj justo debajo del engranaje, dando falsas indicaciones para nunca llegar a la salida del laberinto. Aquí estoy yo, presa entre cuatro paredes derruidas, presa de la vida que me ata a un infierno terrenal, presa de mis miedos y demonios, presa por inducir los sueños en coma. Aquí estoy yo, viendo amaneceres de fuego, viendo las tormentas eléctricas que sacuden tu pecho, viendo el amor contenido en tus ojos, viendo como la oscuridad nos atrae. Aquí estoy yo, tocando las suturas de tus cicatrices, tocando la espesa neblina que cubre esta mañana fría, tocando con rabia nota a nota una canción, tocando el muro cristalino que nos separa. Aquí estoy yo, envuelta en tus abrazos intangibles, envuelta en el falso amor que profeso, envuelta en una mortaja de cariño repulsivo, envuelta en la fría lluvia de invierno. Aquí estoy yo, sabiendo que nada es para siempre, sabiendo que los amantes van y vienen, sabiendo que es difícil mantener el corazón abierto, sabiendo que puedes amarme cuando ya no queda nadie más. Aquí estoy yo, en estado puro, en estado etéreo, en estado difuso, en estado omnipresente.