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martes, 13 de mayo de 2014

Purgatorio.

-En esta vida hay dos clases de persona: están las personas buenas, y luego existen también unos auténticos hijos de puta. Y yo sé qué tipo de persona eres tú.-
-¿Sí?¿ Y qué apostarías por mí?¿Qué crees que soy yo?- dijo ella con los ojos chispeantes, la sonrisa pícara de alguien que se cree superior al resto, que no le importa lo que le digan sobre sí misma porque ya se conoce.
-Te lo digo así, a susurros, para que sólo tú y yo nos enteremos- confesó su acompañante, acercándose a su oído, dispuesto a revelar sus pensamientos. -Estoy seguro de que eres una hija de puta. Sí, eso es, eso pienso. Pero creo que eres así para defenderte de los verdaderos hijos de puta, los que son así porque sí, que realmente saben cómo va eso de joder al resto; pienso que en el fondo eres buena persona, y las buenas personas son las que más sufren. ¿Cómo no querrías esconderte de alguien que te puede hacer vulnerable y frágil a ojos de todos? Luego vendrían todos a pisarte, de tan buena que puedes ser. Sí, yo creo que eres una hija de puta por conveniencia. Pero porque cierras el interior, no dejas que nadie lo vea realmente, que puedan arañarte el corazón. Todas las veces que ha podido parecer que alguien alcanzaba ese objetivo, no podría estar más lejos de la realidad. Eres un persona reservada, enigmática, interesante, y eso me gusta. Pero si estoy aquí es porque quiero conocer el verdadero interior, no la coraza de hierro que te pones todos los días, quiero ver a esa chica que a veces parece que sale a la luz. ¿Sale realmente?¿O es solamente una pequeña parte de toda la magnificencia de tu persona?-
-¿Por qué crees que hay otra yo? Es decir, ¿por qué crees que es una apariencia, un velo de ocultamiento?¿Cuáles son los motivos que te han llevado a esa conclusión? Y de ser así, como si de un personaje que sigue un guión predefinido yo tratase, ¿por qué estás tan interesado en mí?- rebatía ella, no dejándose confundir por palabrería que no albergaba sentimiento, manteniendo esa sonrisa de quien apuesta hacia lo más alto sin importarle perder.
-Por que me he fijado en ti desde la primera vez que te vi- admitió bajo la mirada de asombro de la chica que estaba enfrente suyo, que le estaba prestando toda su atención en esos momentos. -No podemos negar que tu bien apreciada figura ha ayudado. Pero me he fijado más interiormente. Mientras tú sonreías, yo te observaba. Mientras tú aleteabas las pestañas con parsimonia, yo te observaba. Mientras tú complacías con frases ingeniosas y graciosas, yo observaba. Mientras tú acariciabas las palabras con la lengua, yo te observaba. Mientras tú cantabas con la música, yo te observaba. Mientras ibas de un lado a otro, yo te observaba. Mientras alternabas las copas de alcohol, yo te observaba. Nadie te ha quebrado el corazón, nunca nadie ha llegado tan adentro, pero soy una persona persistente. Confío en que me des la oportunidad de conocerte bien. ¿Que te cansas antes de tiempo? Vale, no importa, estoy acostumbrado, la media oscila entre una semana y un mes. Pero mientras no te canses, ¿por qué ibas a impedirme descubrirte?- iba diciendo mientras intentaba aplacar la sed de mantenerse firme en su postura de la fémina.
-Por que no soy buena para nadie. A veces no soy buena para mí misma tan siquiera. Y sí, me cansaría de ti enseguida, y no quiero decirte todas las cosas negativas que tengo en mente de ti, no quiero herirte, no te mereces que alguien como yo te haga daño. Aunque digas que no te importa, normalmente las verdades objetivas duelen. No me busques así, no estuve, ni estoy, ni estaré. Si te necesito, si me apetece, yo te buscaré. Mañana sabré si todo esto se puede considerar o no un error, y mientras, confiemos en el futuro, cada uno en la meta que desea alcanzar, cualquiera que sea. Sin que contestes, ¿qué te hace pensar que nunca me han roto el corazón? Un corazón se puede romper de muchas formas, y aunque me consideres una señorita de acero, no soy menos o más que cualquiera. Pero no hablemos por hoy más de esto; la noche está para disfrutarla y esta ya está herida de muerte. Vayamos a buscar otro bar donde podamos perdernos entre, cada vez más, extraños y estupefacientes.-

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