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sábado, 5 de noviembre de 2016

Binario.

Ahora estás bien y luego estás mal.
Trozo de hielo que se derrite en los labios y se vuelve veleta sin querer, ojos refulgentes que tratan de supurar eudaimonía en todo su esplendor.
Ahora surcas el cielo y luego exploras el océano.
Reina de las frías y salvajes corrientes en contra y a favor, no dejando nunca que se sequen tus escamas hasta salir como un cohete hacia el firmamento.
Ahora eres cálida y luego eres fría.
Brisa ártica que se cuela por las rendijas de las puertas y hace tiritar cortinas, hielo que se escarcha y derrite al contacto del hogar.
Ahora eres primavera y luego eres invierno.
Nieve y viento que adornan las calles solitarias, recorriendo las fachadas hasta chocar contra un cegador brillo solar.
Ahora eres un ángel y luego eres una ninfa.
Dueña de naturalezas y cadáveres que llegaron a morir a tus manos, a tu pelo flotante como una nube hasta que despliegas tus inmensas alas de luz.
Ahora eres generosa y luego eres egoísta.
Humana acaparadora de preciadas posesiones como quien se aferra a la vida esperando salvar la muerte, dejando ir lo que al final torna ínfimo.
Ahora mendigas amor y luego sólo cigarros.
Pequeña luz a la espera de que alguien te permita convertirte en foco de humo en espiral, sólo durante breves instantes hasta tratar de inyectarte dosis de feniletilamina.
Ahora brillas al sol y luego aúllas a la luna.
Lobo feroz que camina solitario entre las sombras hasta acabar rasgando el aire satisfecho, temiendo arder en cuanto la flamante luz se refleje en sus pupilas
Ahora caminas tranquila y luego bailas con demonios.
Bailarina del tango de la muerte al compás de tus acompañantes en el hall de la llama, acabando por moverte plena sobre unas piernas infinitas.
Ahora eres gato y luego te vuelves tigre.
Rugido desgarrador de entrañas de acero que acecha a sus presas hasta que se vuelven locas de atar cuando ronroneas entre sus límites subyacentes.
Ahora te compartes y luego eres sólo tuya.
Posesión irremplazable que evita ser tocada por otra piel que no sea la tuya aún cuando decides dar algo más que quebradizos silencios y largas miradas.
Ahora estás atada y luego eres libre.
Huida salvaje entre la naturaleza indómita del mundo que has creado hacia un espejo que te encadena a un paraíso terrenal.
Ahora vives la vida y luego la consumes.
Batido de segundos inconsciente de la muerte inminente que puede sucederse antes de abrir los ojos y despertar del lúgubre sueño que te rodea.
Ahora cierras los ojos y luego el corazón.
Marchito árbol de la vida que desliza sus hojas hacia el suelo falto de savia blanca y, lleno de tristeza, esconde el cristal transparente delator incrustado en los ojos.
Ahora suspiras y luego jadeas.
Involuntario actoreflejo arrastrado por el placer de saberte más viva que nunca, aunque hayan intentado acabar contigo, trazando un sendero de volátiles emociones.
Ahora eres cosmos y luego eres caos.
Destrucción pura que se desata violentamente en la oscuridad hasta acabar por encontrar el chispazo que provoca la explosión más viva y radiante.
Ahora ríes a Nich y luego lloras a Érebo.
Respuesta repentina que nace en el principio de los tiempos de tu cuerpo y estalla irreverente en el firmamento que besa con gracia tu espalda. 
Ahora te encuentras y luego te pierdes.
Niña perdida que desconoce saber quién es y qué le quita el sueño, mordiendo los recuerdos hasta acabar por encontrar el origen entre toda la sangre derramada.
Ahora eres tú, y luego, eres yo.

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